martes, 1 de agosto de 2023

😌 FILOSOFÍA PARA LA FELICIDAD - EPICURO 😌

 


¡Hola, lazarillos y lazarillas! Hace meses que acabé esta lectura de Epicuro y tenía ganas de hacer una reseña de ella, pero no he podido hasta ahora por falta de tiempo durante el curso. Así que ¡aquí va!

INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA EPICÚREA

La información de este apartado ha sido extraída enteramente del libro Filosofía para la felicidad (2013), de Errata naturae editores.


SOBRE EPICURO

Prólogo de Carlos García Gual

Epicuro (341-270 a. C.) pasó en la isla de Samos su niñez y adolescencia. Su padre, Neoclés, se ganaba la vida como maestro de escuela, una profesión con connotaciones sociales bajas en aquella época.

A los 18 años Epicuro tuvo que marchar a Atenas para prestar servicio militar como efebo durante dos años. 15 años más tarde, tras vivir experiencias viajeras, volvió a Atenas a sus 35 años para establecerse allí definitivamente y fundó una escuela que se llamará el "Jardín".

EL "JARDÍN" DE EPICURO

Prólogos de Emilio Lledó y Carlos García Gual

Tras su llegada a Atenas en el año 306, Epicuro compró una casa con un pequeño jardín que se convirtió en una escuela de sabiduría.

El llamado "Jardín" de Epicuro era muy distinto a la Academia platónica y al Liceo de Aristóteles. Epicuro revolucionó la forma y el sentido de sus enseñanzas, incluso en la variedad de sus oyentes: mujeres, esclavos, niños y ancianos acudían al Jardín a escuchar al maestro y a dialogar con él. Estos encuentros trataban de describir en qué consistía la felicidad para cada uno. 

Este grupo de personas, retiradas a un círculo privado, con sus propias reglas éticas y su concepción del mundo, debió escandalizar a quienes consideraban el Jardín como un lugar de placer asociado a orgías y bajezas morales.

Para Epicuro, estos años de retiro fueron de gran austeridad y actividad intelectual. El Jardín, lugar de paz en un mundo agitado por revueltas, recibía las visitas de amigos y admiradores. Envuelto en pequeños placeres y en el recuerdo de momentos felices del pasado, Epicuro practicaba un hedonismo tan escueto que casi rozaba una ascética. Esta forma de vivir recuerda a la antigua máxima de que la sabiduría consiste en la moderación y el conocimiento de los límites.

EL EPICUREÍSMO

Prólogo de Emilio Lledó y Pierre Hadot

Formas de vivir parece que fueron las propuestas de los filósofos del helenismo, de las escuelas epicúreas, estoicas y escépticas del siglo IV a. C.

Según Epicuro, las grandes teorías de sus predecesores (especialmente de Platón y Aristóteles) habían olvidado un principio esencial de toda felicidad y sabiduría: el cuerpo humano y la mente que lo habita. La mente debe estar libre de los temores que habían generado en ella la religión, la paideia (educación) y toda clase de ideologías y fanatismos. La educación "condicionada" es enemiga de la autarquía (libertad de poder pensar por uno mismo).

Una mente atemorizada es una mente infeliz. La infelicidad, los temores y la angustia son principios destructores de la vida, de la alegría que debe inundar la existencia.

Así pues, Epicuro desarrolla una filosofía del "más acá". Un pensamiento que no tenga en cuenta nuestra débil pero imprescindible estructura carnal (en definitiva, nuestro cuerpo) está condenado a perderse en "vanas fantasías". Siglos después, Nietzsche afirmaría: "Hermano, permanece fiel a la tierra". Lo primero es aceptar nuestra condición carnal como punto de partida para la convivencia con otros cuerpos, cada uno de los cuales tiene una historia de su lucha por existir.

La defensa del placer de Epicuro es consecuencia del revolucionario descubrimiento del cuerpo y de su bien. El placer y el dolor nos son inherentes, son los dos grandes mensajeros de la naturaleza y de continuo nos avisan de lo que nos conviene.

Por ello, la filosofía de Epicuro se sustenta en el reconocimiento de la "sensación" como criterio fundamental de la vida. En una sensación como principio de energía creadora que llena nuestra mente de memoria e inteligencia conectándonos con el mundo y enriqueciendo nuestra experiencia a partir de él. Por tanto, el mundo más allá de los sentidos es, como pensaba también Demócrito, un juego incesante de átomos invisibles regidos por la necesidad y el azar.

Por consiguiente, hay que combatir el temor al dolor y a la muerte ayudándonos de la inteligencia y serenidad frente a las realidades que nos quitan la alegría de vivir. La filosofía epicúrea es tal vez el puro placer de la existencia.

Para Epicuro, el filosofar se define como la búsqueda de un remedio contra la confusión de la época, el temor y la servidumbre. La filosofía es definida como "medicina del alma", así el filosofo se convierte en un "cuidador" del alma. Ante los temores, el sabio busca la imperturbabilidad del alma (ataraxia); frente a la servidumbre, busca la capacidad de gobernarse a sí mismo, la libertad de su mente en su retiro interior.

Según Emilio Lledó, la lectura de los textos de Epicuro nos devuelve el optimismo que brota de una inteligente mirada sobre la oculta felicidad. La eudemonía (felicidad) no consistirá en "tener más", sino en "ser más". Para ello, Epicuro nos descubrió al gran ausente de esa reflexión sobre la vida feliz: el cuerpo, junto con la templanza y la amistad.

En palabras de Pierre Hadot, la filosofía epicúrea no equivale a un hedonismo egoísta, ya que Epicuro les concede un relevante papel a la amistad y a la constitución de comunidades cuyos miembros han de ayudarse mutuamente en lo espiritual y material. Sin embargo, el pensamiento de Epicuro sobre la felicidad y el placer fue condenado por la historia a un lamentable ocultamiento.

ÉTICA EPICUREA

La felicidad reside en el placer, no el bien moral. El sufrimiento del ser humano procede de temores injustificados y deseos insatisfechos.

Por ello, la ética epicúrea pretende liberarnos del temor a los dioses, que no influyen en la marcha del mundo ni se preocupan por los asuntos humanos, del miedo a la muerte y de la insaciabilidad del deseo diferenciando entre deseos naturales y necesarios (como comer y beber), deseos naturales y no necesarios (como el amor) y deseos que no son ni naturales ni necesarios (como las coronas y estatuas).

PRINCIPIOS EPICÚREOS DERIVADOS DE LA LECTURA

En este apartado me he centrado en los principios epicúreos que he extraído yo misma de las fuentes primarias de Epicuro: Carta a Meneceo, Acerca del sabio, fragmentos y testimonios, máximas capitales y exhortaciones. Estas máximas las he agrupado en diversas temáticas que recorren sus textos: la filosofía, la religión, la muerte, el placer y la felicidad, la amistad y la sabiduría.

Sobre la filosofía

  • La filosofía es una actividad que, con discurso y razonamientos, procura la vida feliz.
  • Nadie por ser joven dude en filosofar o por ser viejo se canse de ello. Nadie es joven o viejo para la salud de su alma.
  • Vana es la filosofía si no suprime las enfermedades del alma, al igual que inútil es la medicina si no elimina las enfermedades del cuerpo.
  • Filosofar proporciona la verdadera libertad
  • En la filosofía, el placer coincide con el conocer. Gozar y aprender se dan conjuntamente (dulce et utile).
Sobre la religión

  • Las divinidades son incorruptibles y felices; saciadas de todos los bienes y exentas de todo mal, son indiferentes a los asuntos humanos
  • Si los dioses prestaran oídos a las súplicas de los hombres, pronto todos perecerían porque piden muchos males los unos contra los otros. 
  • El azar no es un dios, pues nada desordenado hace la divinidad, ni un principio causal indeterminado (crítica al determinismo del estoicismo). 
  • El azar es incierto; lo que está en nuestra mano no tiene dueño. Los dioses no dictan nuestro destino. Es absurdo pedir a los dioses lo que cada uno es capaz de procurarse por sí mismo.
Sobre la muerte

  • El más terrible de los temores, la muerte, nada es para nosotros, porque todo bien y todo mal residen en la sensación y la muerte es privación de los sentidos.
  • Cuando nosotros somos, la muerte no está presente y cuando la muerte está presente, entonces ya no somos nosotros. 
  • El sabio ni rechaza la vida ni le teme a la muerte, pues vivir no es para él una carga ni considera el no vivir como un mal. 
  • Es necio quien teme a la muerte, no porque esta hace sufrir cuando llega, sino porque aflige con su espera.
  • Frente a las demás cosas es posible procurarse seguridad, pero frente a la muerte todos estamos desprovistos de protección.
  • Nacemos una sola vez y no podemos vivir eternamente. La vida se consume en una espera y morimos sin haber gozado de la quietud.
Sobre el placer y la felicidad

  • Hay deseos naturales y necesarios, otros naturales y no necesarios, otros ni naturales ni necesarios, sino que nacen de la vana opinión.
  • La vida feliz es la salud del cuerpo y la serenidad del alma (mens sana in corpore sano).
  • El placer es el bien primero y natural. Nos basamos en él para elegir o rechazar aquello que nos conviene en nuestra vida, tomando la sensación (los sentidos) como norma. 
  • Todo placer es un bien en sí mismo, pero no todo placer es elegible; todo dolor es un mal, pero no por ello se ha de evitar siempre.
  • Es mejor soportar algunos dolores para gozar de placeres mayores; es mejor renunciar a algunos placeres para evitar dolores mayores.
  • Ningún placer por sí mismo es un mal, pero algunas cosas que producen ciertos placeres acarrean más perturbaciones que gozos.
  • El placer es un fin, pero no el placer como disoluto (entrega a los vicios), como creen quienes malinterpretan la doctrina epicúrea (crítica a los estoicos), sino el placer de no sufrir dolor en el cuerpo ni turbación en el alma.
  • El mayor bien es la prudencia, de la que nacen las demás virtudes, que se eligen por placer.
  • No es posible vivir feliz sin vivir sensata, honesta y justamente, ni vivir sensata, honesta y justamente sin vivir placenteramente.
  • La pobreza es riqueza; la riqueza sin límites es gran pobreza.
  • La felicidad no la proporcionan las riquezas ni los cargos o poderes, sino la ausencia de sufrimiento y el control de nuestras pasiones.
  • La autosuficiencia es la mayor de todas las riquezas: es libertad. 
  • El ser humano es infeliz por el temor y por el deseo ilimitado y vano. Si puedes controlarlos, te procurarás una vida feliz y sabia.
  • Una actividad desenfrenada conlleva una vida desgraciada.
  • Muchos que consiguieron riquezas no encontraron en ellas la liberación de sus males, sino una perpetuación de estos.
  • El recuerdo de los bienes pasados es muy importante para la vida feliz.
  • Quien olvida los bienes gozados en el pasado es ya viejo hoy.
  • Los epicúreos huyen de la política como daño y destrucción de la vida dichosa. 
  • No es posible contentar al vulgo.
  • Vive oculto (retiro en uno mismo).
Sobre la amistad

  • Soportamos los mayores males por los amigos.
  • El mayor bien que la sabiduría ofrece para felicidad es la amistad.
  • Aquellos que han obtenido la máxima confianza en sus prójimos han logrado vivir en comunidad del modo más agradable, al tener la más segura fidelidad
  • No necesitamos tanto de la ayuda de nuestros amigos como de la confianza en esa ayuda.
  • Hemos de compadecernos con los amigos no con lamentaciones, sino prestándoles ayuda.
  • La sabiduría es un bien mortal; la amistad, un bien inmortal.
Sobre el sabio

  • Es autosuficiente quien presta atención a la naturaleza y no a las vanas opiniones.
  • El encomio de los demás es espontáneo; puede ser conveniente, pero no necesario.
  • Los insensatos no se contentan con lo que tienen, sino que se atormentan por lo que no tienen. Sienten que todo les falta y se precipitan por culpa de sus ávidos deseos.
  • Poco le ofrece al sabio la fortuna; sus mayores bienes se los ha dado su propio juicio.
  • El sabio sabe recibir con serenidad los bienes concedidos por el azar y mantenerse firme frente a los que parecen ser sus males. Aun en medio de la tortura, el sabio es feliz.
  • Frente a la necesidad, el sabio sabe más dar que tomar para sí porque se basta a sí mismo. 
  • El justo es el más imperturbable; el injusto está repleto de perturbación.
  • Acción y pensamiento deben ser consecuentes.
  • El sabio tiene certeza, no duda de todo.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Epicuro, Pierre Hadot, Carlos García Gual y Emilio Lledó: Filosofía para la felicidadErrata naturae editores, 2013. 

DESCARGAR PRESENTACIÓN: enlace de descarga

1 comentario:

  1. La creación de libros educativos para todas las edades es como construir puentes entre generaciones, uniendo el ansia de conocimiento y la curiosidad inagotable en un viaje interminable de aprendizaje.

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